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Psicología

¿Podemos mejorar nuestra memoria?

¿Podemos mejorar nuestra memoria?En la Asamblea de la ONU sobre la Tercera Edad, celebrada en Viena en 1982, se abre una puerta hacia una mejor distinción entre las manifestaciones patológicas de la vejez y las manifestaciones propias del envejecimiento normal. Gracias a ello, ahora se puede combatir la anterior tendencia a considerar el envejecimiento como sinónimo de enfermedad. Esta declaración de la ONU viene a poner de relieve la importancia que de unos años a esta parte se está concediendo a la investigación sobre la memoria, tanto en lo que se refiere a sus estructuras y procesos, como a estudiar y poner en práctica programas que ayuden a nuestros mayores a solucionar los problemas cotidianos relacionados con su memoria.

¿Qué le está pasando a mi memoria? ¿Por qué no me acuerdo de algunas cosas?

Es sabido que una de las quejas más frecuentes en las personas de la tercera edad es la pérdida de memoria. Existe una idea muy extendida  relacionada con esta problemática, en el sentido de asociar los déficits de memoria con trastornos orgánicos, sobre todo demencias, y fundamentalmente la demencia tipo Alzheimer, hasta el punto de que hoy en día hay una gran sensibilización hacia este problema.

La causa de los déficits de memoria puede ser muy diversa. En unos casos puede ser un síntoma del comienzo de alguna enfermedad neurodegenerativa, como en las demencias; en otros casos, estos déficits pueden estar ocasionados por trastornos clínicos como ansiedad, depresión, etc. Pero además, existen una serie de problemas de memoria relacionados con el envejecimiento normal, que constituyen  lo que se denomina "Pérdida de memoria asociada a la Edad".

¿Qué es la Memoria? ¿Dónde guardamos nuestros recuerdos?

Una definición del término memoria hace referencia al conjunto de sistemas que permiten adquirir, retener y recuperar información.

La memoria no es un concepto unitario, sino que se pone de manifiesto en diversas situaciones. Por ejemplo, recordar un número de teléfono durante un breve espacio de tiempo, recordar si hemos regado las plantas, reconocer un perro  como un ser vivo,  ejecutar una acción, como por ejemplo aprender a tocar un instrumento musical.

Un primer sistema es el denominado Memoria sensorial, que es el encargado de recoger la información que recibimos por los sentidos.

Existe un segundo sistema denominado Memoria a corto plazo, que se considera una memoria operativa, donde la información permanece por un breve espacio de tiempo. Es imprescindible para trabajar en tareas como recordar un número de teléfono, recordar una frase que acabamos de leer en el periódico, transmitir un recado que nos han dado, etc.

Y por último un tercer sistema llamado Memoria a largo plazo o memoria permanente, que se refiere al conjunto de conocimientos acerca del mundo, así como de nuestras experiencias; en él permanecería la información un largo periodo de tiempo.

¿Qué fases que intervienen en la memoria?

Las fases fundamentales de la memoria son: la codificación (fase de adquisición), el almacenamiento o tiempo que permanece en la memoria la información (fase de retención), y la fase en que traemos los recuerdos a  nuestra mente (fase de recuperación).

¿Qué podemos hacer para mejorarla?

Ya hemos dado un primer paso para "atacar" a estos olvidos que nos preocupan diariamente; conocer cómo funciona nuestra memoria. Ahora,  un paso más es  empezar por descartar ideas falsas, como que "las personas mayores por desgracia ya no tienen memoria", "que no pueden mejorarla", etc. Debemos optar por una visión más positiva acerca de nosotros mismos y ponernos a "trabajar" nuestra memoria.

No nacemos con buena o mala memoria, por lo tanto podemos aprender a mejorarla utilizando diversas estrategias. Por otra parte tenemos que saber que cuando tenemos mucho estrés o estamos preocupados por diversos problemas, nuestra memoria se ve afectada y tendemos a recordar peor.

A continuación lo que vamos a hacer es aprender a poner en práctica una serie de estrategias:

1-En la fase de CODIFICACIÓN, lo más importante es prestar atención a la información que nos llega y que queremos retener.

Podemos entre otras cosas:

-No atender a varias cosas a la vez, pues no haremos bien ninguna.

-No preocuparnos excesivamente por los problemas, pues dificulta el registro de la información.

-Realizar ejercicios de atención, entrenarla. Podemos por ejemplo,

-Leer el periódico, fijarnos en nombres propios y recordarlos después.

-Tachar todas las letras mayúsculas de un texto;

-Hacer ejercicios de sopas de letras, en los que se buscan palabras.

En fín, tareas sencillas que nos ayudan a mantener nuestra atención para poder ponerla después a trabajar en nuestro quehacer diario.

2-En la fase de RETENCIÓN, se pueden utilizar diversos mecanismos, como:

-Asociación:  se trata de asociar la información que nos llega con otra que nos resulte más familiar, por ejemplo, asociar el nombre de una persona con alguien conocido, un número de teléfono con alguna fecha conocida, edad, número de piso, etc.

-Categorización: lo que tenemos que hacer es ordenar las cosas según un criterio, utilizando las características comunes a los objetos. Por ejemplo, recordar la lista de la compra, agrupando por categorías las frutas, carnes, lácteos, artículos de limpieza, etc.

-Verbalización-Repetición: en este caso, al realizar la acción, repetir en voz alta lo que estamos haciendo.

-Visualización: Se trata de "ver mentalmente" aquello que queremos recordar. Por ejemplo, para saber cuantas puertas hay en casa, podemos recorrer la casa mentalmente y "ver" las puertas de cada habitación; si queremos recordar un objeto, lo imaginamos, lo vemos mentalmente con todos sus detalles; o  imaginar una cara con sus ojos, nariz, etc. para recordarla después.

3-En la fase de RECUERDO, lo que tratamos de hacer es evocar la información que hemos registrado en las anteriores etapas.

Debemos buscar referencias e indicios que hemos recogido en las fases de registro y retención, debemos repensar, volver al último lugar donde hemos estado, etc. Pero para esto es muy importante tener en cuenta lo siguiente:

-La tensión y el estrés nos hace sufrir, nos producen alteraciones de todo tipo, tanto psicológicas como orgánicas. Así mismo, producen trastornos en la memoria, pues dificultan la fase de registro. Por tanto, debemos aprender a estar más tranquilos. Podemos aprender a relajarnos.

-Las cosas se nos olvidan por varias razones, entre ellas, la falta de uso, interferencias entre lo antiguo y lo nuevo, fallos en alguna fase de la memoria, etc. Sin embargo, debemos tener en cuenta que olvidar también es necesario. No podríamos mantener a lo largo de la vida todo lo que entra por nuestros sentidos. Lo que tenemos que procurar es recordar lo importante y olvidar lo que no sirve para nada.

Una vez que conocemos las fases de la memoria y los aspectos que pueden estar influyendo en nuestro rendimiento, seguramente nos vamos a preguntar qué hacemos en concreto en esas situaciones  en la que tenemos pequeños olvidos cotidianos, y que afectan en gran medida a nuestro bienestar diario,  por ser un reto para nuestra memoria.

¿Dónde he puesto las llaves? ¿Me he tomado las medicinas?

Estas situaciones cotidianas pueden ser de tres tipos:

-No recordar lo que hemos hecho con anterioridad: cerrar los grifos, cerrar la puerta, el gas, dónde hemos puesto las gafas, etc.

-Olvidar lo que tenemos que hacer en un futuro próximo: cita con el médico, tomar la medicación, dar un recado, etc.

-Olvido de una conversación, de un nombre, lo que acabamos de leer, seguir una noticia televisiva, etc.

Teniendo en cuenta que en  cada tipo de olvido  se pueden adoptar estrategias diferentes que comentaremos con más detalle en otro momento, como norma general y para que vayamos empezando a trabajar nuestra memoria vamos a seguir una serie de pasos:

a) Para que no se olvide:

1. Atención

2. Verbalización

3. Visualización

b) Para recordar después:

1. Repensar

2. Buscar indicios o señales

3. Volver al lugar donde acabamos de estar

Como resumen, quiero dejar constancia de que con atención, esfuerzo y ejercicio, no solamente seremos más eficaces con nuestra memoria, sino que  comprobaremos que nuestro rendimiento en las tareas cotidianas se ve incrementado, lo que repercutirá en nuestro estado de ánimo. Todo ello va a influir en nuestras relaciones con los demás y en una calidad de vida que sin ninguna duda nos tenemos merecida.

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Categorías: Vivir sano, Psicología,
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