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Salud de la boca

Dientes apiñados

Dientes apiñados¿Qué es el apiñamiento dental?

El apiñamiento dental es una de las alteraciones en la posición de los dientes más frecuentes en la población. Los dientes en este caso aparecen montados o solapados unos sobre otros.

Este apiñamiento se produce porque existe una diferencia entre el tamaño de los dientes y el espacio que hace falta para que estén alineados. Esto conlleva a veces a que los dientes no salgan a la boca y se queden dentro del hueso, otras en cambio los dientes sí salen pero quedan solapados entre sí.

¿Por qué se produce?

El apiñamiento resulta de la actuación conjunta de varias circunstancias que se dan durante el desarrollo de los dientes.

Por una parte influye la herencia genética aunque en un elevado porcentaje la causa radica en otros factores independientes del desarrollo de cada persona.

Cabe decir que el apiñamiento es más frecuente en las sociedades desarrolladas y que aumenta con la edad. Gracias a los estudios de antropología se ha podido averiguar que el hombre primitivo tenía menos apiñamiento que el actual; esto se debe a que durante el proceso de evolución han permanecido los dientes grandes mientras que el tamaño de los huesos de la boca ha tendido ha hacerse más pequeños para dejar más espacio al volumen del cráneo.

Por eso, el hombre actual, al tener los dientes grandes y los huesos cada vez más pequeños, hay más tendencia al apiñamiento dental.

Los dientes tienden a apiñarse en la zona anterior de la boca porque existe una tendencia de estos a irse hacia delante como resultado de un conjunto de fuerzas.

¿Qué tipos de apiñamiento hay?

Existen distintos tipos de apiñamiento que se clasifican fundamentalmente por la causa que lo produce y por la edad en la que se produce.

En primer lugar está el que se conoce como primario. Éste se debe a la influencia del factor genético. Así, cuando los padres han tenido los dientes apiñados, es frecuente que los hijos también los tengan.

El factor genético, aunque se conoce desde hace tiempo, no ha sido bien aclarado. Se pensaba que el niño podía heredar los huesos pequeños de la madre y los dientes grandes del padre; pero en la actualidad se tiende a creer que el apiñamiento es la suma de la interacción de genes, en la herencia del volumen de los maxilares y de los dientes.

Asimismo la tendencia en la evolución del hombre es a aumentar el volumen de la cabeza y a llevar a los huesos maxilares hacia atrás. Por ello, se tiende a reducir, conforme evoluciona la especie, a tener los huesos de la boca más pequeños.

Por otra parte también influye la dieta de las personas, ya que las comidas blandas hacen que los músculos no se ejerciten lo suficiente y por tanto los huesos tampoco. Por esto es tan importante que los niños empiecen a masticar pronto, de este modo el desarrollo de los huesos será más completo y los dientes podrán tener el espacio suficiente. Además también influye el hecho de que los incisivos superiores (paletas) estén en una correcta inclinación (ligeramente hacia delante), de forma que dejen más sitio que si están inclinados hacia atrás.

La presencia de más dientes en la boca de lo normal, dientes extra, hace que se necesite también más espacio en los huesos para que queden alineados.

El apiñamiento llamado secundario es el que se produce por alteraciones que se dan en la boca que actúan sobre los dientes y consiguen recortar el espacio del que se dispone para que queden normalmente alineados.

Estas alteraciones, que podemos prevenir, son por ejemplo la presencia de hábitos como chuparse el dedo, interponer el labio inferior entre los dientes de arriba y los de abajo o respirar por la boca en vez de por la nariz. Esto produce un desequilibrio entre los músculos de la lengua, mejillas y labios que repercute en la posición de los dientes. Por otra parte, la pérdida de dientes de leche hace que las piezas vecinas intenten tapar el espacio que queda, de modo que cuando salgan los permanentes, tengan menor espacio. Esto se da sobre todo si se pierden las muelas primarias. También es importante decir que este desequilibrio que se produce dependerá de la edad a la que se pierda el diente de leche, ya que si el permanente está a punto de salir la pérdida de espacio es menor.

Otro tipo de apiñamiento es el que se produce en la última fase de crecimiento maxilar. Puede producirse en bocas que tienen los dientes en una correcta posición como en las que no lo están. Su origen se atribuye a dos posibles causas; por una parte se ha observado que la salida a la boca de las muelas del juicio suele coincidir cronológicamente con la aparición del apiñamiento. Se piensa que la presión que ejerce esta muela hacia delante rompería el equilibrio existente en la zona anterior de la boca. Esta hipótesis está muy discutida ya que este apiñamiento tardío también se ha observado en personas que no tienen formadas las muelas del juicio. Por ello aunque no se descarta su influencia, el resultado de los estudios realizados no demuestra por sí sólo el papel de estos dientes en la aparición del apiñamiento.

La otra hipótesis, más apoyada que la anterior, se basa en que el último brote de crecimiento de la mandíbula, coincide con la aparición del apiñamiento. Éste es el último hueso que deja de crecer en la cara de forma que los dientes inferiores, al rotar la mandíbula hacia delante, quedarían bloqueados por los superiores y produciría que se apiñaran. Este hecho aunque coincida con la aparición de la muela del juicio no justifica que ésta se tenga que extraer para aliviar el apiñamiento de la zona de incisivos inferiores.

¿Qué factores lo favorecen?

Por una parte influyen los antecedentes familiares. Así, el hecho de que los padres tuviesen los dientes apiñados hace que el niño tenga más probabilidad de sufrirlo.

Además están otros factores locales como la existencia de dientes extra, llamados supernumerarios, o dientes demasiado grandes (macrodoncia). Esto por si solo, o bien unido a unos huesos de tamaño normal o algo menor, hace más fácil el hecho de tener apiñamiento.

Por otra parte aumentan el riesgo la presencia de hábitos bucales, como respirar por la boca, chuparse el dedo o morderse el labio inferior. De este modo las fuerzas que se producen alteran la posición de los dientes y hace que se solapen o creen otro tipo de anomalía.

Además la pérdida de dientes de leche antes de la época de recambio, ya sea por caries o por traumatismos, hace que se pierda espacio si pasa un tiempo hasta la salida del diente permanente y no se toman medidas.

La influencia del tercer molar (muela del juicio), no está totalmente demostrada, y no existe una evidencia clara de su relación con el apiñamiento de los incisivos inferiores.

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Categorías: Salud de la boca,
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