Cómo cuidar la salud en un crucero

En los últimos tiempos ha aumentado mucho el transporte de viajeros por mar, tanto en cruceros como en transbordadores, hasta cifras millonarias. Hoy en día podemos ir en crucero por líneas que cubren todos y cada uno de los continentes, abarcando incluso algunas zonas a las que mediante otras formas de viaje sería difícil llegar.

Un crucero suele durar de media siete días, aunque puede ser mucho más breve (menos de un día) o más largo (varios meses) y transportar, si es un modelo estándar -los hay que ya son auténticas ciudades flotantes- tres mil trabajadores y otros mil tripulantes.

Requerimientos sanitarios

La salud en los viajes por mar está fuertemente regulada. En primer lugar, los cruceros tienen unos requerimientos sanitarios mínimos para operar, con normas de alcance global para el saneamiento en alta mar y cuando están atracados, la supervisión de enfermedades y la respuesta cuando se producen infecciones, el aprovisionamiento seguro de alimentos y agua, el manejo de roedores y vectores de patologías y el desechado de los residuos como el Reglamento Sanitario Internacional, revisado en el 2005.

Además, las naves que transporten más de 100 personas como trabajadores en un viaje superior o igual a los tres días de duración con trayecto por varios países tienen que llevar consigo obligatoriamente un médico, como establece en su articulado la Convención Iternacional de la Organización Internacional del Trabajo (más conocida por sus siglas, OIT). Si la duración del viaje es menor, aunque las personas a bordo sean muchas más (por encima de 1.000, incluso), las embarcaciones no están obligadas a llevar consigo personal sanitario.

No obstante, los ferries suelen llevar una enfermera o un oficial médico que se encargue de las labores de asistencia médica básica, aunque no dispongan de equipamiento específico para tal fin. Sí que está reglamentado el contenido del botiquín del barco, de acuerdo a las especificaciones de ámbito internacional para barcos que se dediquen a la navegación en alta mar, pero sin apartados adicionales para aquellos que transproten pasajeros.

Atenciones sanitarias más comunes en cruceros

Los usuarios típicos de un crucero están entre los 45 y los 50 años de edad, aunque la gente por encima de esas cifras alcanza el tercio del pasaje aproximadamente. Cuanto más largos son los cruceros, más suelen atraer a los pasajeros más veteranos, los cuales, a su vez, es más probable que padezcan dolencias médicas crónicas (por ejemplo, de tipo respiratorio, cardíaco, vascular, etcétera); más de la mitad de las atenciones urgentes que se deben realizar en cruceros son a gente por encima de los 65 años.

¿Qué problemas se puede uno encontrar? Los más corrientes son enfermedades del tracto digestivo, infecciones respiratorias, heridas y mareos por el bamboleo. Si el periodo de viaje se alarga lejos del puerto de origen, sobre todo si es varios días en mar abierta, es preciso que cada pasajero se lelve su propia medicación y material adicional necesario. Si hace falta productos con receta, habrían de llevarse en los envoltorios originales, junto con un oficio del facultativo en el que se dé prueba fechaciente de que dichas sustancias son imprescindibles para el viajero. Además, los usuarios de cruceros que puedan llegar a precisar asistencias médicas de tipo particular deben consultar con su doctor antes de subirse a bordo. 

No debemos olvidar que un barco no es un hospital con grandes dotaciones médicas, sino más bien una enfermería flotante. La mayoría de los problemas leves que pueden surgir a bordo pueden recibir tratamiento allí igual que si fuese un dispensario del país original, pero las cuestiones graves deben ser trasladadas a un hospital en tierra firme con las instalaciones y los recursos humanos adecuados, una vez que el barco haya atracado. Antes de zarpar, no olvide informarse de las prestaciones médicas que posea la nave, junto con el recorrido que vaya hacer, para saber si en un momento dado tanto la tripulación como el pasaje podrán ser evacuados por vía terrestre o aérea en caso de necesidad.