¿Qué consecuencias puede tener el tabaquismo?
El consumo de tabaco es la primera causa evitable de muerte prematura en los países desarrollados. Causa cada año la muerte a unos 2 millones de personas en dichos países y la mitad ocurre en individuos de mediana edad (35-69 años).
Está sobradamente demostrada la relación del tabaco con múltiples enfermedades tales como enfermedad cardiovascular, cáncer y enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Así mismo, es conocido el aumento del riesgo de sufrir dichas patologías en las personas que se exponen al humo del tabaco, son los llamados fumadores pasivos.
El tabaquismo no afecta a un único órgano sino que actúa en todo el organismo pudiendo ocasionar alteraciones a muchos niveles; por ejemplo, es frecuente que se asocien una enfermedad respiratoria y una cardiovascular en un mismo sujeto que fuma habitualmente.
El tabaco no afecta por igual a todos los individuos, es muy variable dependiendo de la edad de inicio, tiempo de fumador, número de cigarrillos, tipo de tabaco, factores genéticos y exposición ambiental, entre otros.
¿Cómo afecta el tabaco a las vías respiratorias respiratorias?
El humo del tabaco es el principal responsable de los efectos nocivos siendo los pulmones el órgano más afectado. Se objetivan lesiones a diferentes niveles del aparato respiratorio:
En las vías aéreas más pequeñas se produce una destrucción de su superficie dando lugar a una disminución del flujo de aire en dichas zonas. Ésta es la lesión más temprana y se denomina enfermedad de las pequeñas vías aéreas aéreas.
Aumento del tamaño de las glándulas situadas en la mucosa de la tráquea y bronquios produciendo un aumento de las secreciones, lo que lleva a expectorar de forma habitual y, sobre todo, por las mañanas.
Dificultad para eliminar el moco bronquial dando lugar a su acúmulo en los bronquios. Estas secreciones suponen un espléndido caldo de cultivo para múltiples gérmenes favoreciéndose, por tanto, la aparición de sobreinfecciones por virus y bacterias.
En los alvéolos aumenta la producción de células inflamatorias, neutrófilos y macrófagos, que generan radicales libres. Éstos destruyen los tabiques que separan unos alvéolos de otros originando el enfisema.
Pérdida de capilares que dificulta la oxigenación de la sangre.
¿Qué síntomas pueden aparecer?
La inhalación continuada del humo del tabaco provoca una serie de síntomas inespecíficos que persisten en el tiempo:
Las mujeres se ven afectadas en menor medida. Esto podría ser debido al menor consumo de tabaco respecto a los varones (diferencia que está disminuyendo considerablemente) y a estímulos hormonales.
El alquitrán de los cigarrillos se ha perfilado como el mayor responsable de la aparición de estos síntomas respiratorios crónicos.
En estos casos no se ha objetivado afectación funcional ya que las pruebas que valoran la función pulmonar no se encuentran alteradas.
¿Cómo se relaciona el tabaco con la enfermedad pulmonar obstructiva crónica?
Cuando hablamos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) nos referimos a dos entidades cuyos síntomas habitualmente se superpone, bronquitis crónica y enfisema. La EPOC se caracteriza por presentar una alteración en las pruebas de valoración de la función pulmonar. Se objetiva una limitación progresiva e irreversible del flujo aéreo que no mejora tras realizar un tratamiento adecuado durante unos meses. También se produce un considerable aumento de las secreciones bronquiales.
Los síntomas que se presentan habitualmente son tos, expectoración crónica y dificultad respiratoria.
El humo del cigarrillo es el principal causante de esta enfermedad pero no actúa igual en todos los individuos y sólo una minoría de los fumadores (15%) la desarrollará. Esto depende de determinados factores:
La inhalación del humo: Es más frecuente en las personas que apuran el cigarrillo hasta el final, que inhalan profundamente en cada chupada y en aquellos que lo dejan en la boca.
El número de cigarrillos consumidos al día: Un mayor consumo se acompaña de más tos y aumento de la producción de esputos.
El alquitrán y la nicotina de los cigarrillos: Hoy en día se ha reducido su contenido hasta en un 50% y casi todos tienen filtros. Se necesita todavía continuar investigando para determinar los posibles efectos beneficiosos de estas medidas.
Parece que disminuye la tos y los esputos pero no está claro que mejore la dificultad respiratoria. No obstante, hay que tener en cuenta que los sujetos que consumen este tipo de cigarrillos, para compensar la reducción de dichas sustancias, aumentan el número de chupadas e inhalan más humo en cada una.
Las características de cada paciente o la llamada susceptibilidad individual a los efectos del tabaco: Determinadas personas tienen más probabilidad de desarrollar la enfermedad bien por la presencia previa de alergia o hiperreactividad bronquial, disminución de los factores de protección pulmonar, etc.
Duración en años del hábito tabáquico
La mortalidad por EPOC es 14 veces mayor en individuos fumadores que en no fumadores. Los que fuman puros o en pipa tienen un riesgo 6 veces mayor. La creciente incorporación de la mujer al hábito tabáquico durante los últimos años, hace que tienda a igualarse la prevalencia de la enfermedad en ambos sexos. En España la EPOC supone la cuarta causa de mortalidad.
Los exfumadores presentan una disminución de la mortalidad por EPOC, menos síntomas respiratorios y una reducción en el deterioro de la función pulmonar, siendo similar a la de los no fumadores de la misma edad.
Ya se ha hablado de la relación entre el número de cigarrillos y la producción de esputo. Esto provoca un mayor número de infecciones bronquiales ya que en estas secreciones crecen a placer diversos microorganismos. Así mismo se ha demostrado en estos individuos un aumento de la mortalidad por gripe y neumonía .
¿Cómo se identifica a los individuos susceptibles al tabaco?
Desde hace años se conoce la existencia de fumadores susceptibles a los efectos del tabaco que son aquellos que desarrollan más fácilmente una EPOC. Esto se ha demostrado mediante un estudio de la función pulmonar. Para ello se realiza una prueba llamada espirometría que consiste en soplar a través de un tubo y registrar unos determinados parámetros. El más importante es el volumen espiratorio máximo forzado en el primer segundo (FEV1), que mide la cantidad de aire que expulsamos en el primer segundo de una espiración. En un sujeto sano la FEV1 es 80-85%. Se dice que existe una obstrucción al paso del aire cuando este volumen disminuye y, por tanto, el FEV1 desciende: inferior al 75% en jóvenes, 70% en la edad media y 65% en ancianos.
Los fumadores susceptibles presentan un descenso de la FEV1 a un ritmo más rápido de lo previsto para su edad dando lugar a una obstrucción crónica al flujo aéreo. El resto de fumadores no susceptibles presentan los parámetros propios de su edad (igual que los no fumadores).
Los sujetos susceptibles que dejan de fumar no mejoran los valores de la FEV1 pero logran que la caída anual de este valor sea como el de los no fumadores, lo que supone frenar la evolución de la enfermedad. Las mujeres tienen una pérdida menor del FEV1 por año que los hombres aunque el consumo de tabaco sea el mismo.
¿Qué pronóstico tienen los fumadores con EPOC?
Existen diferentes factores que permiten prever como va a evolucionar esta enfermedad:
Determinar si la obstrucción al flujo aéreo es irreversible: Para ello se valora la reducción de la FEV1 tras la toma de medicamentos que dilatan los bronquios. Si el FEV1 está entre 40-50%, la supervivencia a los 5 años es del 80% y del 39% a los 10 años. Si el FEV1 es inferior al 40%, la supervivencia a los 5 años es menos del 50% y desciende al 25% a los 10 años.
Los niveles de oxígeno en sangre: Los pacientes con hipoxemia o valores de oxígeno los inferiores a lo normal presentan peor pronóstico.
El estado nutricional: Los pacientes con importantes pérdidas de peso tienen un pronóstico desfavorable.
¿Existe relación entre el tabaco y el asma bronquial?
El humo del tabaco además de irritar las vías respiratorias facilita la sensibilización a alergenos, empeora el asma y dificulta su tratamiento al disminuir su eficacia.
El tabaco produce una hiperreactividad bronquial con estrechamiento de las vías aéreas aéreas, aumento del depósito de partículas tóxicas, penetración de alergenos en la mucosa de los bronquios y una reacción de tipo inmunológico frente a componentes del tabaco que eleva la IgE en los fumadores.
Es conocido que los hijos de padres fumadores presentan mayor número de enfermedades respiratorias y exacerbaciones del asma.