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Otorrinolaringología

Cáncer de laringe

Cáncer de laringe¿Qué es y por qué aparece?

El cáncer de laringe es un tumor maligno, generalmente un carcinoma epidermoide, que afecta a una estructura localizada en el cuello denominada laringe. La laringe desempeña dos funciones de gran importancia. Por un lado facilita el paso del aire desde la boca hasta los pulmones durante la respiración, esencial para la vida y, por otro, permite que podamos hablar y cantar, lo que nos diferencia de otras especies animales.

Este tumor es mucho más frecuente en varones que en mujeres. El principal factor que favorece su aparición es el tabaco, seguido del consumo de alcohol. En un principio se pensó que la mayor incidencia en varones era debida a que estos eran los principales consumidores de tabaco, pero hoy día, las mujeres fuman tanto como los hombres y sin embargo no está aumentando en ellas la incidencia de este cáncer en la proporción que cabría esperar, por lo que deben existir además factores ligados al sexo que favorecen o protegen del cáncer según los casos.

La edad más frecuente de aparición es entre los 55 y 60 años, pero antes de que se desarrolle el cáncer, aparecen en la laringe las denominadas lesiones precancerosas, que son la fase previa al tumor. Si al paciente se le diagnostica en esta etapa, las lesiones todavía pueden ser reversibles en su mayoría, suspendiendo por completo el consumo de tabaco y alcohol, tomando determinados medicamentos  como mucolíticos, vitaminas, etc. y sometiéndose a una sencilla intervención quirúrgica, todo ello controlado por el otorrinolaringólogo. Para detectarlo en esta etapa, el paciente debe acudir al especialista ante la mínima sospecha, principalmente si se está dentro del grupo de riesgo.

¿Qué síntomas produce el cáncer de laringre?

Los síntomas varían un poco según cual sea la parte de la laringe afectada y, de forma resumida serían los siguientes:

Cáncer supraglótico

Es el que aparece en la parte de la laringe denominada supraglotis y representa, en nuestro medio, el 50% de los cánceres de laringe.

Los síntomas que origina en un principio son algo inespecíficos y poco llamativos, como malestar de garganta con picor, tos irritativa, ligero dolor y sensación de tener "algo" en la garganta. Todos estos síntomas al principio son indistinguibles de una faringitis aguda o crónica, pero si el otorrinolaringólogo realiza una laringoscopia (ver capítulo correspondiente), puede ver ya el tumor.

Si dicho tumor crece mucho, puede producir también dificultad respiratoria y cambios en el tono de la voz.

Además, este tipo de tumores da metástasis en el cuello con mucha rapidez, por lo que a veces  el primer síntoma que nota el paciente es un bulto en el cuello, generalmente indoloro y duro.

Cáncer glótico

Es el que afecta a la región glótica de la laringe, es decir, a las cuerdas vocales. Representan en nuestro medio alrededor del 40% de estos tumores.

Los síntomas que originan son más llamativos que en el caso previo, por lo que los pacientes suelen acudir antes al otorrinolaringólogo. Comienzan con cambios en la voz (disfonía) que en lugar de mejorar, transcurridos unos días, se mantienen  o van empeorando; esto es lo que los diferencia de las laringitis.

Al seguir creciendo el tumor, puede originar dificultad respiratoria. Es raro que dé metástasis en el cuello, salvo cuando ha crecido mucho y ha traspasado ya la glotis, pero por lo general se diagnostican antes de llegar a este extremo.

Cáncer subglótico

Es poco frecuente y afecta a la región que está por debajo de las cuerdas vocales. Tiene un crecimiento rápido originando metástasis en el cuello y en el tórax de forma precoz.

Cuando dan síntomas de disfonía o de dificultad respiratoria, generalmente ya están muy evolucionados. 

¿Cómo se diagnostican?

Dado que la estructura afectada es la laringe, el primer paso para el diagnóstico que permite visualizar el tumor, es la laringoscopia, tanto la indirecta como la fibrolaringoscopia (ver capítulo correspondiente). Esta prueba la realiza el otorrinolaringólogo en la consulta y no precisa preparación alguna. Además, se explora el cuello y la boca por si hubiese otros signos de tumor en estas localizaciones.

El especialista "sospecha" que se trata de un cáncer cuando lo visualiza, pero realmente, el diagnóstico de certeza absoluta sólo se tiene tras biopsiar el tumor. La biopsia consiste en tomar un fragmento y analizarlo y suele realizarse bajo anestesia general, mediante microcirugía laríngea.

Además de la biopsia, suele realizarse un escáner de cuello (TAC) con contraste intravenoso, para determinar la extensión del tumor  y la presencia de posibles metástasis que no hayan podido ser palpadas en el cuello. En los tumores subglóticos, hay que hacer también un escáner de tórax, para descartar metástasis a este nivel.

¿Cómo se trata el cáncer de laringe?

El tratamiento es fundamentalmente quirúrgico, pudiendo precisar posteriormente la aplicación de radioterapia en el cuello en algunos casos.

La técnica quirúrgica depende de la localización y tamaño del tumor, pero cuando han adquirido cierto tamaño, sea cual sea la localización, el único tratamiento posible es la extirpación completa de la laringe o laringectomía total. Esta cirugía conlleva la realización de una traqueotomía permanente (orificio en la parte anterior del cuello, que comunica la tráquea con el exterior y permite la respiración) y la pérdida de la voz.

En los tumores supraglóticos, sin afectación de las cuerdas vocales, puede realizarse una laringectomía supraglótica  que conserve las citadas cuerdas y permita al paciente seguir hablando como lo hacía antes, aunque haya que realizar también una traqueotomía temporalmente, que luego se cerrará. La desventaja de esta técnica es que el paciente tendrá que "aprender a comer" de nuevo tras la cirugía.

Si el tumor afecta a una sola cuerda vocal, de forma bien delimitada, puede extirparse sólo esa cuerda  y conservar la otra, permitiendo así al paciente hablar aunque sea con un tono de voz más grave que el previo a la cirugía.

Hoy en día, cada vez son más los tumores de laringe que pueden ser operados con láser, lo que acelera la recuperación del paciente, mejora la calidad de voz postquirúrgica y, en ocasiones, evita la realización de la traqueotomía. No obstante, hay que seleccionar muy bien los casos y no todos los tumores laríngeos pueden extirparse por esta técnica, si queremos estar seguros de que se está extirpando todo el cáncer.

Además de la cirugía que se realiza sobre la laringe, en muchos casos hay que extirpar también los ganglios linfáticos del cuello, con el fin de eliminar las metástasis que puedan existir a este  nivel.

Si después de la cirugía y, tras realizar el estudio microscópico del tumor extirpado, se confirma que había metástasis en el cuello o existen sospechas de que pueda quedar algo de tumor sin extirpar, el paciente debe recibir radioterapia  en el cuello.

En algunos casos, cada vez menos afortunadamente, el tumor es ya tan grande cuando se diagnostica, que resulta imposible extirparlo totalmente mediante cirugía, por lo que se administra al paciente quimioterapia previa a la cirugía. Con esto se intenta que disminuya el tamaño del tumor lo suficiente para poder ser extirpado y posteriormente el paciente recibirá también radioterapia.

Hay que tener en cuenta que los canceres de laringe son poco sensibles a la radioterapia y a la quimioterapia, es decir, que estas técnicas no pueden eliminar con seguridad las células tumorales, por lo que se usan únicamente como complemento a la cirugía.

Sólo en algún caso aislado de tumor pequeñísimo, localizado en una cuerda vocal, algunos autores prefieren utilizar directamente la radioterapia en lugar de la cirugía. No obstante los resultados son discutibles y no existe consenso absoluto sobre este tema.

¿Cuál es el pronóstico de vida tras un cáncer de laringe?

En conjunto, el pronóstico del paciente con cáncer de laringe es favorable si lo comparamos con otros tipos de tumor, aunque varía según el tamaño y extensión del mismo en el momento del diagnóstico.

De las tres localizaciones antes descritas, la de mejor pronóstico es el tumor glótico, porque su diagnóstico suele ser más precoz y tienen menor tendencia a dar metástasis.

Se considera que la supervivencia a los cinco años del diagnóstico y tratamiento correcto de un tumor glótico varía entre el  90 y el 95% en los tumores más pequeños y el 50% en los más grandes.

En los tumores supraglóticos correctamente tratados, la supervivencia a los 5 años oscila entre el 80% en los de menor tamaño y el 50% en los de mayor tamaño.

Los tumores subglóticos son los de peor pronóstico, con una supervivencia a los 5 años por debajo del 40%.

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