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Psiquiatría

¿Por qué nos cuesta tanto dormir?

¿Por qué nos cuesta tanto dormir?¿Qué es el insomnio?

Se dice que una persona tiene insomnio cuando el tiempo que pasa durmiendo es inferior al 85% del que pasa en la cama.

Es uno de los principales problemas en la actualidad, padece este trastorno el 10% de la población. Afecta con mayor frecuencia a las mujeres, así mismo, cuanto más edad tienen las personas, mayor es la probabilidad de que tengan dificultades a la hora de dormir, a partir de los 60 años suelen despertarse un mayor número de veces y tener el sueño más ligero.

Podemos distinguir entre dos tipos diferentes de insomnio:

Problemas en el inicio del sueño: el tiempo que la persona tarda en dormirse está claramente ampliado, es decir, desde que se introduce en la cama hasta que se queda dormido pasa un periodo superior de lo que sería normal: unos veinte minutos.

Problemas en el mantenimiento del sueño: 

Despertares durante el descanso: son pequeños despertares a lo largo de la noche con plena conciencia de haberlo hecho y preocupación por volverse a dormir.

Despertar precoz: sería la interrupción definitiva del sueño antes del periodo normal, el cual dura siete u ocho horas. 

¿Cómo es el sueño normal?

Los científicos han estudiado el proceso del sueño, sobre todo desde los años 50, utilizando diferentes técnicas para medir las ondas cerebrales, la actividad muscular y los movimientos de los ojos. Gracias a estos avances se han podido describir las distintas fases por las que pasamos mientras dormimos:

Primer nivel: es la etapa del sueño ligero, en la que podemos despertar muy fácilmente, los ojos se mueven despacio, la respiración se hace irregular y los músculos se relajan.

Segundo nivel: se va cayendo en una fase más profunda, las ondas cerebrales se vuelven más activas.

Tercer nivel: el cerebro va reduciendo su actividad, son las llamadas ondas delta.

Cuarto nivel: se alcanza a la media hora. Es el descenso hacia el sueño más profundo, del cual es difícil despertar. Esta etapa dura unos 30 o 40 minutos. Después se vuelve al tercer, segundo y primer nivel en ciclos de, aproximadamente, hora y media. En un determinado momento se pasa a una fase totalmente diferente: REM.

REM: significa movimiento rápido de ojos (Rapid Eye Movement), y también es llamado sueño activo. Se entra en él a los 40 u 80 minutos después de dormirse: los ojos empiezan a moverse de un lado a otro, la respiración y la velocidad del corazón aumentan de forma irregular. Las ondas cerebrales son activas, de forma parecida a cuando estamos despiertos. Sin embargo, los músculos están tan relajados que es imposible movernos. En esta fase es muy difícil despertarse, el primer periodo puede durar 5 minutos, después se repetirá a lo largo de la noche, como hemos visto anteriormente, pudiendo durar hasta una hora. En esta etapa los hombres suelen tener erecciones y las mujeres excitación vaginal, también se producen los sueños (experiencias formadas por imágenes muy vivas, alucinantes y muchas veces fantásticas que, parece ser que, tendrían como fin "limpiarnos" de preocupaciones, obsesiones, etc. Se sueña todas las noches, pero hay personas que recuerdan los sueños mejor que otras. El contenido suele ser de acontecimientos ocurridos durante el día pero alterados, más negativos que positivos, también solemos soñar con personas unidas a nosotros: esposa, amigos, hijos, etc.; con actividades sencillas como andar o comer y, menos frecuentemente, con volar o flotar. 

A través de distintos estudios, se ha comprobado que las personas regulamos nuestro descanso (y otros procesos como la temperatura corporal) en periodos de 24 horas. Son los llamados ciclos circadianos. Nos solemos acostar cuando nuestra temperatura baja y dormimos unas 7 u 8 horas. Si nos dormimos cuando la temperatura está más alta, podemos llegar a dormir hasta 15 o 16 horas. Esto es importante, por ejemplo, para ajustar los turnos de trabajo desde una hora más temprana hasta la más tardía y no alternar mañana, tarde y noche de forma regular.

¿Para qué dormimos?

Cabe hacerse una pregunta: ¿es lo mismo descansar tumbado en la cama, que dormir? La respuesta es no. Todavía no se conoce a ciencia cierta por qué dormimos, lo que sí sabemos es que las personas no podemos funcionar si pasamos mucho tiempo privados de sueño.

Pero, ¿qué conseguimos con dormir? Desde un principio se pensó que era una forma de recuperar el cuerpo después de la actividad cotidiana, sin embargo, esto parece demasiado simple. También se ha explicado que sería para evitar quedar exhaustos, mientras estamos acostados no podemos hacer cosas que nos cansarían. Otra posibilidad consiste en que continuamos durmiendo según unos patrones que nos permitieron sobrevivir en épocas antiguas, refugiándonos en cuevas de los depredadores, por ejemplo. Esto explicaría por qué las distintas especies animales tienen distintas pautas de sueño. Pero todavía no hay una conclusión que aclare esta cuestión.

Hay diferencias en la forma de dormir según las circunstancias de nuestra vida, cuando estamos bien necesitamos menos sueño, si nos encontramos en una etapa de crisis (cambio de trabajo o casa), dormimos más. También durante el embarazo o una enfermedad, necesitamos más horas. Se ha visto que en estos casos parece cobrar importancia la fase de sueño REM, que sería una ayuda para reestablecer nuestro equilibrio físico y psicológico.

¿Cuándo podemos pedir ayuda?

Es recomendable acudir a un especialista si se tienen trastornos como los descritos anteriormente. La mayoría de las personas nos despertamos por la noche dos o tres veces.

La primera se produce a las tres o cuatro horas y es bastante difícil darse cuenta; luego a las dos horas y, por último, hay otro pequeño despertar poco antes de salir de la cama. Cuando alguien dice que se encuentra cansado es porque se ha levantado en la fase profunda, cuando soñamos, pero eso no quiere decir que no haya dormido lo suficiente. Otras veces también se percibe mal el tiempo que se ha pasado descansando y esto llega a preocupar tanto que se produce realmente un problema.

Los humanos, como consecuencia sobre todo de los cambios en el ritmo de vida y los nuevos hábitos, hemos alterado el sueño de tal forma que a veces se hace imprescindible acudir a un médico de cabecera, psiquiatra o psicólogo. Normalmente, la persona que va a consulta lo hace porque tarda demasiado en dormirse, convirtiendo en su principal meta el descanso, con todo lo que esto conlleva: nerviosismo, preocupación, bajo rendimiento al día siguiente, etc.

Por qué no se duerme bien?

Es importante ver siempre si el insomnio está causado por trastornos de otro tipo, por ejemplo, depresión, ansiedad, estrés,... en este caso habrá que tratarlos primero aunque siempre se puede mejorar el descanso. También es posible que el problema se produzca porque desde un principio no hemos aprendido a dormir bien; esto puede solucionarse con la ayuda de distintas técnicas psicológicas.

Según las causas hay tres tipos de insomnio:

  • Fisiológico: se produce por exceso de estrés, ansiedad o tensión y el problema a la hora de dormir se da porque no hemos aprendido a hacerlo bien.
  • Idiopático: se desconoce la causa del trastorno, aunque eso no quiere decir que no exista
  • Error en la percepción del sueño: no es que duerman excesivamente bien, pero se quejan demasiado de la calidad del descanso, aunque suele ser suficiente.

En el insomnio fisiológico aparece ansiedad, es decir, preocupaciones concretas:

Anticipar que mañana se va a rendir poco en el trabajo, en casa, que se va a tener mal aspecto, por no poder dormir .

Pensar una y otra vez: "¿y si hoy ocurre lo mismo?", no saber que hacer con ese tiempo en que no se descansa, ver que se está nervioso y preocuparse más. 

También se dan circunstancias en el ambiente, por ejemplo, ruidos que la persona busca sin darse cuenta y además es sensible a ellos, indignándose porque se produzcan.

Por último, el mal aprendizaje también causa este tipo de problema:

  • Cuando se acuestan realizan otras actividades como ver la televisión, leer, etc.
  • Dormir en sitios diferentes: distintas habitaciones, viviendas, hoteles.
  • No irse a dormir según unas costumbres: a la misma hora, de la misma forma (temperatura adecuada en el dormitorio, lavarse dientes, poner despertador, beber un vaso de leche templada, etc.).

Debe evitarse aprovechar ese tiempo muerto en que no se puede dormir haciendo cosas que no podemos realizar en otros momentos del día: leer en silencio, escuchar música, tener intimidad, etc, o mantener relaciones sexuales si se vive con la pareja. También es desaconsejable utilizar la falta de sueño para faltar al trabajo, por estar muy cansado. Estas actividades, aunque puedan ser gratificantes, ayudan a mantener e incluso a aumentar el problema a medio, y largo plazo. 

Consecuencias de la falta de sueño

Cuando pasamos de cinco a diez días sin dormir aparecen temblores en las manos, doble visión, párpados caídos y una mayor tendencia a experimentar dolor, es decir, mayor sensibilidad.

¿Y cómo trabajamos? Si pasamos tres días en vela aún podemos hacer bien nuestras tareas si no son muy complicadas, y si no tenemos que aprender cosas nuevas.

A más días sin dormir se pierde la capacidad de concentrarse, es difícil seguir trabajos más simples y no hay preocupación por no hacer lo que se debería. Por ejemplo, es bastante probable que una enfermera dé a sus pacientes bien la medicación, pero que no se ocupe de ir a las habitaciones para ver qué necesitan.

La personalidad no cambia, pero sí se suele estar más irritado, confuso y desorientado. Aunque estas consecuencias parecen poco importantes, no es difícil pensar en otro tipo de problemas más graves, como el conductor que se sale de la carretera por una cabezada o el obrero que no presta atención y tiene un accidente con una máquina.

Hemos visto el proceso de sueño normal, cuáles son los trastornos más frecuentes al dormir y cómo esclarecer si nos afecta hasta el punto de convertirse en un problema. Como dijo Lord Chesterfield, en 1748: "Una cena ligera, un buen descanso de noche y una mañana soleada han hecho un héroe de aquel hombre que con una indigestión, una mala noche y una mañana lluviosa hubiera sido un cobarde"

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Categorías: Enfermedades, Psiquiatría,
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