Las quemaduras son un tipo específico de lesión de los tejidos blandos. Se presentan cuando el organismo recibe más energía (calórica, química o eléctrica) de la que puede absorber sin lesionarse.
Una quemadura grave puede poner en peligro la vida y requiere atención médica inmediata. La gravedad de la quemadura depende de la temperatura del medio que la causó y la duración de la exposición. Principalmente son lesiones de la piel, pero a veces afectan a otros órganos como pulmones, corazón, riñones, etc.
La severidad de las quemaduras está determinada por estos cinco factores:
Causas. ¿Qué lo produce y cómo se produce?
Agentes físicos
Agentes químicos
Agentes eléctricos
Manifestaciones clínicas. Clasificación de las quemaduras
Las quemaduras pueden ser de primer, segundo o tercer grado según las capas de piel y la profundidad de los tejidos lesionados.
Se considera de primer grado a la quemadura que lesiona la capa más superficial de la piel. Es la quemadura generalmente causada por una exposición excesiva al sol. Los síntomas son: Enrojecimiento de la piel o eritema, piel seca, dolor intenso y quemante, inflamación discreta e hipersensibilidad de la zona afectada.
Las quemaduras de segundo grado son aquellas en que las capas superficial e intermedia de la piel están lesionadas. El síntoma característico es la aparición de ampollas. Hay dolor intenso e inflamación del área inflamada.
En las quemaduras de tercer grado están afectadas todas las capas de la piel y los tejidos subyacentes como músculos, nervios, tendones y vasos sanguíneos pudiendo llegar hasta el hueso. Este tipo de quemadura se produce por contacto prolongado con fuego, electricidad o elementos cáusticos. El aspecto de la piel es en estos casos acartonado, completamente seco y no hay dolor debido a la destrucción de las terminaciones nerviosas. Requiere siempre asistencia médica precoz, aunque la lesión no sea muy extensa.
Al margen de esta clasificación se consideran quemaduras graves todas aquellas que:
Tratamiento. ¿Cómo se soluciona?
En primer lugar hay que tranquilizar a la víctima y a sus familiares. Valorar el tipo de quemadura y su gravedad. Hay que enfriar el área quemada durante varios minutos. Se puede hacer aplicando una solución salina fisiológica o agua fría (no helada) sobre la lesión. No se debe usar hielo para enfriar la zona quemada, ni aplicar pomadas o ungüentos porque éstas pueden interferir la valoración posterior y el tratamiento médico. Cubrir el área quemada con un apósito o una compresa húmeda en solución salina fisiológica o agua fría limpia y sujetar con un vendaje para evitar la contaminación de la lesión.
Si se presenta en manos o pies coloque gasa entre los dedos antes de colocar la venda. Si el afectado está consciente y refiere dolor se debe administrar un analgésico y abundantes líquidos (si es posible suero oral, para reponer las pérdidas de agua y electrolitos). En todo caso se trasladará al paciente a un centro asistencial. Cuando las quemaduras son de gravedad, la víctima está inconsciente, no respira y no tiene pulso hay que iniciar inmediatamente la reanimación cardiopulmonar y buscar urgentemente ayuda médica.
Ya en el centro médico se llevará a cabo el tratamiento general con analgesia y sedación si es preciso, canalización de una vía venosa para el aporte necesario de líquidos y electrólitos y el tratamiento local de la quemadura que consistirá en el lavado, rasurado de las zonas pilosas (con pelo), secado con compresas estériles y resección quirúrgica de ampollas y tejidos necróticos. Una vez realizado todo esto se decidirá que tipo de cura se aplica, una cura expuesta o bien oclusiva.
Durante las primeras 72 horas es preciso controlar las constantes vitales (pulso, tensión arterial, temperatura, función respiratoria), el balance hídrico (los ingresos de líquidos y la diuresis) y realizar algunas pruebas complementarias como hematocrito (glóbulos rojos), proteinograma (proteínas), ionograma (iones), radiografía de tórax y electrocardiograma.
Pronóstico y complicaciones
El pronóstico de las quemaduras depende de la ubicación, del grado de las mismas, de la extensión de superficie corporal afectada y de la existencia o no de factores agravantes como la edad, traumatismos asociados y enfermedades concomitantes como diabetes, insuficiencia renal, SIDA u otras enfermedades inmunosupresoras (que disminuyen las defensas). La complicación más frecuente de las quemaduras son las infecciones localizadas o generalizadas.