Es una prueba que consiste en realizar una punción o pinchazo para extraer el líquido que baña al sistema nervioso central, que se llama líquido cefalorraquídeo. Es un líquido que rodea el cerebro y la médula espinal. Las meninges rodean al sistema nervioso y contienen este líquido. El líquido cefalorraquídeo protege al sistema nervioso de esfuerzos o traumas mecánicos.
El punto más fácil y con menos riesgo para obtener este líquido es en la espalda, en la zona lumbar. En esta región la aguja atraviesa: la piel, el ligamento amarillo que une las apófisis espinosas de las vértebras (estas apófisis son los bultitos óseos que se tocan en la zona central de la espalda), el saco dural que a la altura donde se realiza la punción contiene el líquido cefalorraquídeo y los nervios que se dirigen hacia las piernas.
En muy raras ocasiones puede ser necesario obtener el líquido de la cisterna magna, punción cisternal, por lo que el pinchazo se realiza en la parte más alta del cuello introduciendo la aguja por debajo de la escama occipital.
Mediante esta prueba se obtiene una muestra de líquido cefalorraquídeo que se somete a una batería de análisis que incluyen determinaciones bioquímicas (glucosa, proteínas, etc.), recuento y análisis de las células presentes en él y si se sospecha infección del sistema nervioso nervioso, cultivo para identificar el microorganismo responsable.
¿Cómo se realiza una punción lumbar?
Se hace mediante una punción con una aguja especial en un espacio intervertebral de la columna, a la altura de la zona lumbar entre las vértebras lumbares 4 y 5, habitualmente. También se puede realizar entre las vértebras lumbares 3 y 4.
Es fundamental la colaboración del paciente pues si está bien colocado y tiene una "buena espalda" duele menos que una inyección intramuscular. El problema es que todos le tenemos mucho miedo, nos ponemos muy tensos, contraemos los músculos y al final lo hacemos más complicado de lo que en realidad es.
Esta prueba debe ser realizada con el máximo de asepsia, de tal forma que se cree un ambiente estéril. No obstante estas condiciones se pueden reproducir a la cabecera de la cama del paciente.
El individuo debe estar en una posición determinada, concretamente tumbado de uno de sus lados (decúbito lateral) y con las piernas flexionadas (posición fetal), llevando las rodillas hacia la barbilla y justo en el borde de la cama. Tiene que arquear la espalda todo lo posible para abrir el espacio entre las vértebras y podamos realizar la punción con más facilidad y con menos molestias para el paciente. El paciente debe rodear sus rodillas con los brazos con el fin de forzar la posición y mantenerla durante el tiempo necesario. En ocasiones, y sobre todo en los niños, la prueba puede realizarse en posición de sentado, doblando la espalda hacia delante. Primero el médico tocará la espalda para calcular dónde va a realizar el pinchazo.
La zona de la columna donde se va a realizar la punción se limpia con un antiséptico. Se puede inyectar una pequeña cantidad de un anestésico local que puede producir una sensación de picor y escozor. Esto no siempre es necesario pues así nos dan dos pinchazos, pero en aquellas personas que tengan mucho miedo o con espaldas difíciles se puede poner la anestesia.
Seguidamente se introduce una aguja especial o trócar y su punta se debe situar dentro del canal espinal. A veces para conseguir llegar al espacio subaracnoideo es necesario realizar más de un pinchazo. A partir de este trocar se mide la presión del LCR (líquido cefalorraquídeo) y se obtienen las muestras para los análisis pertinentes (bioquímica, microbiología...). A veces mientras están realizando la punción nos mandarán toser para ver si el líquido se mueve adecuadamente y comprobar así que están en el sitio correcto.
En ocasiones mientras la aguja está dentro del saco dural puede tocar algún nervio y entonces se puede notar un calambre o descarga que baja por la pierna. No pasa nada y enseguida desaparece, por lo que debemos evitar, dentro de lo posible, el realizar movimientos.
Ya sólo queda sacar la aguja y volver a desinfectar la zona con el antiséptico. Después es importante mantenernos tumbados como mínimo una media hora, lo ideal son dos horas, a ser posible boca abajo y sin almohada, para evitar que nos duela luego la cabeza. Algunos médicos recomiendan ingesta abundante de líquidos para reponer el extraído aunque esto se deberá consultar con el médico que realice la prueba.
¿Para qué sirve esta prueba?
Los datos obtenidos ayudan en el diagnóstico de ciertos procesos patológicos:
Su uso más conocido en el ámbito popular es para el diagnóstico de la meningitis y encefalitis, de tal forma que la prueba se suele realizar de manera urgente y de sus resultados depende la instauración precoz del tratamiento antibiótico más adecuado.
En algunas enfermedades se usa para administrar tratamiento directamente en el sistema nervioso central (por ejemplo en leucemias, infecciones por hongos...). Otras veces, como en la hidrocefalia normotensiva, la extracción de líquido se emplea como tratamiento.
¿Cuándo debe realizarse una punción lumbar?
Siempre que se sospeche alguna de las enfermedades mencionadas anteriormente: meningitis, encefalitis, otras infecciones, tumores, hemorragias, enfermedades autoinmunes, esclerosis múltiple, enfermedades degenerativas...
Ante la duda es mejor que nos la hagan, pues más vale una punción de más que retrasar el diagnóstico de una enfermedad que puede poner en peligro nuestra vida.
¿Se puede hacer la prueba a cualquier paciente?
No. Esta prueba tiene algunas contraindicaciones como son:
Siempre antes de una punción lumbar nos han tenido que realizar, obligatoriamente, una exploración neurológica. La realización de un escáner o TAC cerebral previo a la punción no es siempre necesaria.
¿Cómo se examina el líquido obtenido en la punción?
Se toman dos o tres tubitos con muestra de líquido cefalorraquídeo para realizar varias medidas:
El líquido normal es incoloro y traslúcido
Se mide la presión de apertura en el espacio subaracnoideo subaracnoideo
Se determinan los niveles de glucosa, proteínas, células y en ocasiones otros datos bioquímicos
Se realiza una tinción de gram para visualizar microorganismos.
Parte del líquido se manda a cultivar. Estos resultados tardan algunos días, incluso meses si se sospecha una tuberculosis
Serologías para determinados virus
¿Qué médico o profesional sanitario puede y debe realizarla?
Cualquier médico puede y debe saber hacer una punción lumbar, aunque la mayoría de las veces las realizan los médicos de urgencias, neurólogos y neurocirujanos.
¿Requiere alguna preparación especial por parte del paciente?
No. Sólo es muy importante mantener la posición correcta y que el paciente permanezca quieto.
El intentar estar lo más relajado posible siempre favorece la realización de la punción.
¿Qué molestias produce la prueba?
El procedimiento es incómodo y suele producir dolor a la mayoría de los pacientes. Como el dolor es subjetivo su intensidad dependerá de cada caso particular. Algunos pacientes refieren molestias y hormigueos en las piernas. Todas estas sensaciones entran dentro de la normalidad.
¿Puede tener complicaciones?
La complicación más habitual es la llamada cefalea postpunción, dolor de cabeza que puede intentar prevenirse adoptando durante un par de horas la posición de tumbado boca abajo (decúbito prono) y sin almohada. Ocasionalmente aparece dolor de espalda transitorio y/o parestesias u hormigueos, igualmente transitorias
Existen otras complicaciones más graves pero de muy rara aparición como meningitis, herniación del cerebro o del cerebelo, hemorragias por lesión de vasos sanguíneos sanguíneos, etc.
Otros consejos y advertencias para los pacientes
Para la realización de la punción lumbar no es necesario el ayuno previo.
No se requiere sedación.
La anestesia es opcional.
Justo antes o después de la punción nos tomarán una muestra de sangre para comparar la glucosa hallada en el líquido cefalorraquídeo con la de la sangre.
Durante el procedimiento, una vez adoptada la posición necesaria, el paciente debe evitar moverse para prevenir molestias e incluso posibles lesiones traumáticas.
Dependiendo de los centros sanitarios, puede ser necesaria la firma de un consentimiento informado escrito por parte del paciente.