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Esguince cervical

Esguince cervicalLatigazo cervical: principal consecuencia de los accidentes leves de circulación

Una de las principales afecciones derivadas de los accidentes de tráfico leves son los denominados esguinces o latigazos cervicales, patología que no suele ser grave, ya que en la mayoría de los casos encuentra cura definitiva, aunque la recuperación es larga y en ocasiones muy dolorosa.

Una de las secuelas físicas más comunes de quienes sufren un accidente de tráfico por alcance o colisión en la parte trasera del vehículo, es el síndrome del latigazo cervical (SLC), también conocido como ‘whiplash’. Dicha afección se produce debido a las secuencias propias que sufren los ocupantes del coche cuando éste padece un impacto a baja velocidad.

En concreto, el esguince o latigazo cervical se produce cuando una colisión entre vehículos u otro traumatismo provocan un repentino movimiento de la cabeza hacia atrás (hiperextensión), hacia delante (hiperflexión) o ambas. Esto lesiona diversas estructuras del cuello como músculos, ligamentos y articulaciones, incluso rectificando la lordosis cervical en muchos casos.

Si bien es difícil contabilizar el número de afectados por este síndrome, se estima que más de 25.000 españoles lo padecen cada año. Y es que la incidencia de los accidentes de circulación sigue siendo muy importante, con cifras de alrededor de 3.500 siniestros mortales y un número sin cuantificar de accidentes leves, principal causa de latigazo cervical.

A este respecto, diversos estudios llevados a cabo por los clubes de automovilistas europeos estiman que la incidencia de este trastorno en la Unión Europea podría alcanzar los 10.000 millones de euros en tratamientos, bajas laborales e indemnizaciones.

Mujer joven y de talla alta

El latigazo vertical destaca por su especial incidencia en personas jóvenes (que también es el grupo de población más susceptible a la hora de padecer accidentes), en mujeres y en general en personas de talla alta.

Los afectados suelen sufrir un dolor intenso en el cuello, limitación drástica y dolorosa de la movilidad del mismo y contractura muscular en la zona. Tampoco es extraño que el afectado sienta dolores en la nuca o en los brazos.

Otros síntomas significativos podrían ser las jaquecas, los mareos y el vértigo, la sensación de inestabilidad, los problemas de audición (como zumbidos o taponamiento de los oídos) y trastornos en la vista, como fotopsias, que son las populares ‘estrellitas’. Además, el esguince vertical suele provocar adormecimiento en las extremidades superiores.

Todo ello puede ir acompañado de otras lesiones musculares, pequeñas hemorragias internas y, en casos extremos, hernias discales e, incluso, roturas de vértebras. De hecho, antiguamente la extensión del cuello motivada por un accidente de circulación podía ser tan brusca que podía derivarse en la rotura de las cervicales y, en ocasiones, de la médula, hecho que podía provocar la muerte del afectado. Sin embargo, hoy en día los automóviles están equipados de las medidas de seguridad adecuadas para limitar al máximo tales efectos.

En cuanto a los niños, el latigazo cervical en ellos puede ser mucho más grave, ya que son más proclives a desarrollar hemorragias internas porque los órganos vitales se pueden desprender con mayor facilidad y tienen mayor predisposición a padecer lesiones medulares. Además, las vértebras que sujetan sus cabezas tienen escasa solidez hasta los cuatro y cinco años, a lo que se une la desproporción de la cavidad craneal con relación al cuerpo.

¿Cómo es la recuperación?

En principio, hay que destacar que la gravedad de este síndrome es limitada si el vehículo está dotado de las pertinentes medidas de seguridad. De hecho, estudios médicos certifican que alrededor del 80 por ciento de los afectados de latigazo vertical encuentra cura, aunque hay casos en que este síndrome se traduce en dolor crónico.

En cualquier caso, pese a su carácter generalmente benigno, su profusión la convierte en una patología a tener en cuenta, sobre todo, por el tiempo que requiere para erradicar sus síntomas. Al respecto, se estima que la mitad de los pacientes acaba con las molestias en un periodo que oscila entre uno y tres meses.

Aparte, hay otro 40 por ciento de afectados que reduce el síndrome en un tiempo máximo de un año. Por último, un 10 por ciento de los accidentados padecer dolores en la zona del cuello a lo largo de su vida.

En este sentido, los expertos señalan que si un mes y medio después de la colisión perduran las molestias es posible que el latigazo vertical haya sido responsable de otro tipo de lesiones de más gravedad en la médula o en el cerebro.

Pero además de estos problemas físicos, el latigazo o esguince cervical conlleva un deterioro importante de la calidad de vida, ya que los dolores tan amplios que padecen los afectados pueden desembocar en una crisis de ansiedad, llegando incluso a cuadros depresivos, ya que el paciente no aguanta ese dolor, se siente incomprendido, está cansado de tantos medicamentos y no encuentra una solución.

Antiinflamatorios, reposo y fisioterapia

En cualquier caso, una vez sufrido el latigazo vertical la medicina confía en tratamientos sencillos. En primer lugar, expertos destacan que es frecuente que el facultativo opte por la inmovilización del cuello del paciente a través de un collarín y por la administración de antiinflamatorios.

A ello hay que añadir un periodo de reposo que suele ser de dos semanas, y después se tiende a un tratamiento de fisioterapia para fortalecer muscularmente el cuello y los hombros.

Sin embargo, en ocasiones el diagnóstico del síndrome de latigazo cervical es complejo dado la profusión de tipologías de traumas que están relacionados con la espalda. Precisamente por ello, el tratamiento para paliar los efectos de este síndrome se retrasa, con las consecuencias que ello supone para el paciente.

Como medida extrema y en casos en los que el dolor se cronifica en el paciente tras un latigazo vertical, los especialistas señalan que existe la posibilidad de la ‘rizolisis’, que es un tratamiento que consiste en quemar los nervios de la articulación afectada para evitar que transmitan el dolor.

Mejor prevenir

La prevención es la mejor manera de encarar el síndrome de latigazo cervical. Así, y al tratarse de un síndrome provocado por una colisión por alcance, la única manera de evitarlo es disponer en el vehículo del preceptivo reposacabezas y asegurarse de que esté bien colocado, es decir, inclinados hacia delante y situados a la altura del límite del cráneo.

Con ello se logra que en el momento del accidente de tráfico, al mismo tiempo que el respaldo empuja al cuerpo del ocupante hacia delante, el reposacabezas haga lo propio con la cabeza.

Y es que, según algunos estudios, si todos los vehículos de nuestro parque rodante estuvieran equipados con los sistemas de reposacabezas más efectivos disponibles en la actualidad, se podrían prevenir entre un 40 y un 50 por ciento de todas las lesiones cervicales.

En el caso de los niños, los coches deben estar preparados para disponer de sillas homologadas de acuerdo con las características del menor, así como cinturones de seguridad en la parte trasera del vehículo.

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