En el hombre, se trata de la infestación o parasitación por parte de la fase larvaria de una tenia o gusano platelminto del orden de los cestodos conocido con el nombre de Echinococcus granulosus. Constituye una zoonosis, es decir, una enfermedad propia de algunos animales, que en un momento determinado puede ser contagiada al ser humano. Existe otra equinococosis producida por otra tenia muy parecida a E. Granulosus, que es E. multilocularis, que tiene una evolución y ciclo biológico muy diferentes, resultando muy lejana a nosotros en cuanto a ámbito geográfico se refiere.
Se llama hidatidosis o quiste hidatídico porque la lesión que va a aparecer como consecuencia del desarrollo larvario del parásito tiene forma de hidátide o vesícula rellena de líquido, es decir, quística.
¿Cuál es el ciclo biológico de este gusano en la naturaleza?
El animal adulto o tenia, tiene unos tres o cinco milímetros de longitud y vive en el intestino proximal de algunos mamíferos carnívoros como el gato, lobo y especialmente el perro, que constituye el hospedador definitivo fundamental en nuestro medio. Tiene una cabeza o escólex, que está dotada de una doble corona de ganchos y cuatro ventosas que le sirven para agarrarse y fijarse a la pared del intestino. Le sigue un fino cuello y luego un cuerpo o estróbilo formado por tres anillos alargados llamados proglótides, estando el más alejado y grande relleno de unos 500 a 800 huevos. El gusano se alimenta del quilo intestinal del perro y es hermafrodita, aunque la fertilización es mayoritariamente cruzada entre individuos.
Este último anillo se desprende soltando los huevos, que pasan y son eliminados con las heces, las cuales van a contaminar el medio ambiente y muy especialmente las aguas encharcadas, hierba, verduras regadas con aguas contaminadas, así como la saliva del propio perro al lamerse su zona perianal. Dado que cada animal parasitado llega a albergar varios miles de tenias y que producen varias ovogénesis anuales, pueden ser eliminados al exterior millones de huevos.
Los huevos son ingeridos por los hospedadores intermedios, que son mamíferos herbívoros, como bóvidos y muy especialmente el ganado ovino, que se infestan al comer hierba o beber las aguas contaminadas estancadas de las balsas de abrevadero. En ellos el huevo se despoja de su membrana por la acción del jugo gástrico ácido, quedando libre el embrión que se llama hexacanto por disponer de seis ganchos que le sirven para fijarse y atravesar la pared del intestino pasando al torrente circulatorio. Vía vena porta llegan al hígado, el cual va a actuar como primer filtro, por lo que el 70% de los quistes hidatídicos van a ser hepáticos. Los que pasan esta barrera llegan a través de la vena cava inferior al segundo órgano filtro que es el pulmón, donde van a desarrollarse un 20% de quistes. El resto de embriones llega hasta corazón izquierdo y son distribuidos por el árbol arterial a cualquier órgano del cuerpo como bazo, hueso, cerebro, músculos, etc..
En cualquiera de estas localizaciones (menos en la ósea), el embrión desarrolla la forma larvaria del gusano que es el quiste hidatídico y que puede alcanzar gran tamaño. En su interior se van a formar las cabezas o escólex de los futuros individuos adultos. El ciclo se cierra cuando se sacrifican estos animales de forma clandestina o descontrolada, desechando las vísceras parasitadas que son dadas a comer a los perros pastores o abandonadas en el campo, expuestas a los carnívoros salvajes o cimarrones. Los quistes ingeridos se rompen y los escólex liberados dan lugar a los gusanos adultos.
Éste el llamado ciclo largo, que es el más habitual. Existe un ciclo corto en el que la fase de larva o quiste puede dar lugar a otros quistes directamente, conociéndose como hidatidosis secundaria.
¿Cómo puede contagiarse el hombre?
La parasitación humana es un accidente en el ciclo biológico habitual del gusano, ya que éste se interrumpe en un callejón sin salida, puesto que, obviamente, resulta altamente improbable que un carnívoro acceda al consumo de vísceras humanas.
El mecanismo más frecuente de contagio es la exposición por convivencia con perros infestados, debido a lenguetazos o lamidas en manos o cara que nos ponen en contacto con los huevos de la saliva del animal. Resulta más rara la ingesta de aguas contaminadas o de verduras frescas regadas con este agua. Una vez ingeridos los huevos, se pone en marcha el desarrollo parasitario anteriormente comentado.
¿Es frecuente la hidatidosis?
Dadas las características del ciclo parasitario, los países más afectados son aquellos con una actividad ganadera importante como Argentina, Chile, Australia, Asia y el entorno mediterráneo, en el que nos encontramos. Dentro de España, la hidatidosis es especialmente frecuente en regiones o comarcas en las que se unen una larga tradición ganadera con un clima seco que obliga al abrevado en charcas de régimen estacional y aguas dulces estancadas. Así, existe una alta prevalencia en comunidades como ambas Castillas, Aragón, Extremadura o parte de Andalucía, resultando excepcional en toda la España húmeda.
Se estima que cada año se diagnostican unos 2000 nuevos casos en todo el país, si bien hemos de resaltar que se está observando un feliz declive en los últimos años, quizá como resultado de las campañas desplegadas por nuestras autoridades sanitarias.
Hay que tener en cuenta que esta alta incidencia de hidatidosis, unida a las largas estancias hospitalarias que genera, a lo que habría que sumar los gastos veterinarios que implica la afectación animal, suponen unas pérdidas económicas multimillonarias que son especialmente sangrantes en tanto que se trata de una enfermedad perfectamente erradicable con medidas que más adelante analizaremos.
¿Cómo puede prevenirse la hidatidosis?
Desde el punto de vista individual, la profilaxis o prevención pasa por evitar el contacto con perros desconocidos, especialmente del entorno rural, así como practicar un lavado escrupuloso de las hortalizas que se consumen crudas. Asimismo, es necesario administrar periódicamente un tenicida (mata las tenias) a los perros propios y no un tenífugo que elimina las tenias sin matarlas, con lo que se favorecería la diseminación de los huevos. En cualquier caso, el veterinario ofrecerá la información precisa.
Los profesionales ganaderos y pastores deben ser conscientes de la necesidad de desparasitar a sus perros regularmente y sobre todo, no darles a comer las vísceras infestadas con quistes descubiertas en la matanza y no aptas para el consumo humano, sino destruirlas por incineración. Es también obligatoria la declaración de todos los casos descubiertos.Desde el punto de vista individual, la profilaxis o prevención pasa por evitar el contacto con perros desconocidos, especialmente del entorno rural, así como practicar un lavado escrupuloso de las hortalizas que se consumen crudas. Asimismo, es necesario administrar periódicamente un tenicida (mata las tenias) a los perros propios y no un tenífugo que elimina las tenias sin matarlas, con lo que se favorecería la diseminación de los huevos. En cualquier caso, el veterinario ofrecerá la información precisa.
Por parte de las autoridades sanitarias, se debe proporcionar la información oportuna a todos los sectores implicados, así como controlar a los perros y mataderos clandestinos.
El ciclo biológico de la hidatidosis es perfectamente conocido y resulta teóricamente fácil tomar las medidas que conduzcan a su erradicación total, como así ha sucedido en muchos países donde resultaba endémica.
¿Cómo son los quistes hidatídicos?
Como hemos dicho, la tenia produce en el hospedador intermedio una lesión característica que es el quiste. Éstos constan de tres capas: Una interna o prolígera, que es donde se van a formar las cabezas o escólex de los futuros gusanos adultos, con sus ventosas y ganchos, que finalmente caen al líquido que rellena el quiste dando lugar a lo que se conoce como arena hidatídica. El líquido es totalmente cristalino y transparente, como agua de roca.
La siguiente capa se llama cutícula y es más gruesa y de aspecto blanco nacarado, como clara de huevo cocida, dando al quiste su aspecto externo característico.
Finalmente, existe una capa exterior llamada adventicia, que no pertenece al quiste sino al hospedador y se forma por la reacción de los tejidos como consecuencia de los fenómenos de distensión y compresión generados por el crecimiento del parásito y que dan lugar a isquemia y fibrosis. Es precisamente en esta capa donde se produce la interacción parásito-hospedador y donde van a tener lugar sensibilizaciones alérgicas, infección, fístulas bronquiales o biliares (conducto anormal abierto al bronquio y vía biliar, respectivamente), etc.
El quiste va creciendo con el tiempo, en dependencia de las características que ofrezca elórgano parasitado. En el hígado, este crecimiento se ve limitado por la resistencia propia de un órgano macizo y el quiste genera una gruesa adventicia, que incluso llega a calcificarse, la cual "asfixia" al parásito. Éste reacciona al sufrimiento mediante vesiculación endógena, es decir, produciendo gran cantidad de vesículas hijas y nietas, todas fértiles, en su interior, por lo que la mayoría de los quistes hidatídicos hepáticos son multivesiculares.
Por el contrario, el pulmón es una víscera elástica, en la que el quiste crece sin resistencia, creando una adventicia fina y siendo generalmente univesicular.
En su crecimiento, el quiste va distendiendo las estructuras anatómicas. En el hígado, se van elongando las ramas del árbol biliar, las cuales se acaban rompiendo abriéndose en el espacio subadventicial. Ésto da lugar a dos hechos importantes: Por una parte, se produce una infección de dicho espacio, que puede dar lugar a infección del quiste con un cuadro clínico severo, aunque puede llegar a matar al parásito. Por otro lado, el contenido hidatídico muchas veces multivesicular, puede pasar a la vía biliar dando lugar a cuadros de ictericia obstructiva. Si el quiste asienta en la parte superior del hígado, puede llegar a perforar el diafragma y pasar a tórax, afectar al pulmón y acabar abriéndose a bronquio; son los llamados tránsitos hepatotorácicos.
En el pulmón el quiste acaba perforando una rama bronquial y puede romperse y vaciarse por esta vía, dando lugar a un acceso de tos y asfixia con eliminación de líquido hidatídico; esto se llama vómica. Sin embargo, la cutícula no se elimina y queda retenida, con riesgo de infectarse y provocar un síndrome de supuración pulmonar.