El término EPOC engloba a un conjunto de enfermedades diferentes que comparten una serie de características comunes. Por otro lado, existen otras enfermedades, que no se incluyen en este término y que pueden ocasionar síntomas en todo similares, como son tos, fatiga y expectoración. En este capítulo vamos a intentar diferenciar distintas enfermedades dentro de la EPOC, y otras enfermedades fuera de ésta que pueden también confundirse con ellas.
Enfermedades englobadas en el término EPOC
Existen dos enfermedades que son incluidas habitualmente en el término EPOC. Son similares, y raramente existen en una forma pura, por lo que los enfermos que las sufren suelen tener una mezcla de ambas con un predominio de una sobre otra. Estamos hablando de la bronquitis crónica y el enfisema. Ambas enfermedades son producidas por el tabaco (salvo muy raras excepciones); son crónicas, es decir, no tienen curación y empeoran lentamente; y afectan a los pulmones y bronquios de forma que originan dificultad respiratoria.
Sin embargo, tienen algunas características que las diferencian:
Bronquitis crónica. Se caracteriza principalmente por producir tos y expectoración mantenidas a lo largo del tiempo. Las glándulas productoras de moco de los bronquios aumentan en número y se hacen más grandes debido al efecto irritante del tabaco sobre las paredes bronquiales. Esto produce un aumento del moco bronquial que para ser eliminado fuerza la producción de tos. Los enfermos que la padecen suelen ser obesos y presentan congestión facial y torácica. En ocasiones tienen una coloración azulada de los labios y los dedos, que traduce el déficit de oxígeno. Suelen tener abundantes infecciones respiratorias en forma de catarros intercurrentes que se acompañan de aumento de la tos y la expectoración, fatiga, percepción de ruidos en el pecho (sibilancias y roncus) y en ocasiones fiebre. Con frecuencia tienen también edemas (retención de líquidos) en las piernas, apareciendo éstas hinchadas, sobre todo en las últimas horas del día.
Enfisema. Se caracteriza por una destrucción progresiva del pulmón, que hace que se formen pequeños agujeros llenos de aire, que impiden un buen funcionamiento del mismo. Los enfermos que lo padecen suelen ser delgados, a veces marcadamente desnutridos. No presentan tos ni expectoración llamativas. Tienen un tórax muy voluminoso, debido a la gran cantidad de aire atrapado en sus pulmones. Tienen más fatiga o dificultad respiratoria que los enfermos con bronquitis crónica, y menos infecciones respiratorias. Por ello la evolución es más uniforme, sin altos y bajos, hasta que en fases terminales presentan una fatiga muy llamativa e incapacitante. Existe una forma de enfisema, muy rara, no producida por el tabaco, sino debida a un defecto genético, que es por un déficit de una proteína llamada "alfa-1 antitripsina". Esta proteína protege a nuestros pulmones de ser destruidos a consecuencia de distintas agresiones. Los enfermos que carecen de esta proteína, padecen un enfisema con unas características similares a lo descrito, aunque a una edad más temprana de la vida: hacia los 30 años. El asma de larga evolución, sobre todo en sus formas más rebeldes al tratamiento puede comportarse de forma similar a las anteriores, y en ocasiones se incluye también dentro del término EPOC. Sin embargo el asma, como luego veremos, tiene otras características distintas que hacen aconsejable considerarla como una enfermedad diferente.
Otras enfermedades similares (no EPOC)
Asma. El asma es una enfermedad crónica y que también afecta a los bronquios produciendo una obstrucción al paso del aire. Hasta aquí no hay nada distinto de la EPOC, pero se diferencia de ella en que la obstrucción que produce aparece de forma episódica, existiendo periodos de normalidad entre dichos episodios (recordemos que en la EPOC, la obstrucción bronquial es irreversible una vez producida). Por tanto, los síntomas también ocurren de forma episódica. Los ataques de asma cursan con tos, sibilancias, sensación de ahogo y opresión torácica. Pueden llegar a ser muy graves e incluso producir la muerte en caso de que el tratamiento no se instaure a tiempo. El asma es frecuente entre gente joven y suele aparecer en la infancia. Con frecuencia mejora al llegar a la edad adulta. Se debe a una respuesta anómala de los bronquios ante distintos irritantes. En muchas ocasiones el causante de la enfermedad es el polen de las plantas en primavera, el polvo doméstico o los epitelios (piel) de animales a consecuencia de una reacción alérgica. Otras veces es imposible saber la causa de la enfermedad, principalmente en el asma que comienza en adultos. Lo más importante en la enfermedad es evitar los ambientes que puedan ser propicios a producir los ataques y seguir un tratamiento que evite la aparición de crisis graves.
Bronquiectasias. Las bronquiectasias son dilataciones anormales e irreversibles de los bronquios. Pueden ser producidas por múltiples causas. Generalmente son secuelas de alguna enfermedad acontecida previamente; por ejemplo, una tuberculosis o alguna otra infección producida preferentemente durante la infancia (sarampión, tosferina, neumonías, etc.). Suelen localizarse en una zona concreta del pulmón, respetando al resto. Las dilataciones de los bronquios se llenan de secreciones mucosas que no pueden ser totalmente eliminadas mediante la tos. La expectoración suele ser abundante, de aspecto mucopurulento y a diario, principalmente por la mañana tras levantarse de la cama. Sin embargo parte de las secreciones quedan retenidas en las dilataciones bronquiales, dando lugar a la aparición de infecciones recurrentes. Es habitual que distintas bacterias aniden en estos lugares de forma continuada, aumentando el daño ya existente sobre los bronquios. Estas bacterias pueden hacerse cada vez más resistentes a los distintos antibióticos, siendo muy difíciles de erradicar con el paso de los años. Es relativamente frecuente que la expectoración contenga sangre, sobre todo en los momentos en que se reactiva la infección bronquial. Raramente se puede producir un sangrado intenso, aunque cuando ello ocurre puede llegar a suponer una auténtica emergencia. En esta enfermedad es muy importante la fisioterapia respiratoria para intentar eliminar esas secreciones que quedan retenidas mediante distintas técnicas, así como el tratamiento de las infecciones recurrentes. También es posible el tratamiento quirúrgico, extirpando el trozo de pulmón más afectado cuando se considere adecuado.
Fibrosis quística. La fibrosis quística es una enfermedad hereditaria que se transmite de padres a hijos, aunque no es necesario que los padres presenten la enfermedad para que puedan tener un hijo que la padezca. Afecta a las glándulas del organismo, por lo que hay muchos órganos que se ven involucrados: piel, bronquios, páncreas, hígado, intestino, etc. La enfermedad se suele diagnosticar en los primeros años de vida, ya sea por problemas digestivos o respiratorios, en todo similares a los que presentan los pacientes con EPOC. Las manifestaciones respiratorias vienen determinadas por alteraciones en el moco bronquial. Éste es demasiado espeso y difícil de eliminar. Se producen infecciones bacterianas recurrentes, a veces neumonías y a la larga las bacterias acaban viviendo permanentemente en los bronquios de estos pacientes produciendo una inflamación persistente similar a la que ocurre en la bronquitis crónica. Se pueden producir bronquiectasias como secuelas de estas infecciones. Los pulmones se van deteriorando hasta que finalmente se llega a la insuficiencia respiratoria. Una alternativa en el tratamiento de estos enfermos es el trasplante pulmonar, cuando el tratamiento médico ya no ofrece beneficios y existe un gran deterioro pulmonar.
Insuficiencia cardiaca. La insuficiencia cardíaca, de cualquier origen, puede también producir síntomas respiratorios similares a las enfermedades que acabamos de ver, aunque hay que ser conscientes de que también puede ser una consecuencia final de casi todas ellas. Consiste en una dificultad del corazón para bombear la sangre de forma adecuada para las necesidades del organismo. Los síntomas más frecuentes de esta enfermedad son variados. Existe fatiga (disnea) al realizar ejercicio físico, limitando las actividades de la persona enferma de forma similar al paciente con EPOC. La fatiga suele empeorar al acostarse, y el individuo necesita habitualmente elevar la cabecera de la cama para mejorar la sensación de ahogo. Es habitual la aparición de hinchazón inicialmente en los tobillos y después en las piernas, sobre todo a últimas horas del día. Por la noche, en la cama pueden aparecer crisis de ahogo e incluso sibilantes, simulando ataques de asma, debido a una acumulación de líquido en los pulmones. Es lo que en medicina se denomina asma cardial. Esta situación puede llegar a ser grave si llega a convertirse en un edema agudo de pulmón. En la insuficiencia cardiaca es característico que la producción de orina por el riñón se reduzca, con lo que los enfermos suelen referir que orinan menos que antes. El tratamiento se basa en la utilización de diuréticos (fármacos que aumentan la micción) y en el control de los factores que hacen que el corazón funcione mal: hipertensión arterial, arritmias, enfermedades pulmonares, etc.
Resumen
A modo de resumen, podemos decir que los pacientes con EPOC presentan unos síntomas característicos, fundamentalmente tos, expectoración y disnea, pero que no son exclusivos de esta enfermedad. Otras enfermedades del aparato respiratorio o de otros aparatos, pueden presentar síntomas similares, por lo que el diagnóstico correcto por parte del médico es vital para prescribir el tratamiento adecuado. Es preciso tener en cuenta también que un paciente con EPOC puede presentar otras enfermedades respiratorias intercurrentes, muchas de ellas relacionadas también con el tabaco, como es el cáncer de pulmón, por lo que también será muy importante consultar al médico cuando los síntomas habituales que un paciente presenta, cambian, se acentúan o empeoran o cuando aparecen síntomas nuevos que antes no existían.