La inspección cuidadosa del paciente puede aportar datos importantes. Con frecuencia, la intensidad de la disnea hace que se hable de forma entrecortada o que aumente con el simple hecho de desvestirse. Existe un aumento de la frecuencia respiratoria y, en los casos de enfisema, es típico encontrar la respiración con los labios fruncidos (para aumentar la presión en el interior del bronquio y evitar el colapso bronquial). La inspección permite distinguir en algunos casos entre enfermos con enfisema (pink-puffer) y con predominio de bronquitis crónica (blue-boater)
La utilización de los músculos accesorios de la respiración (intercostales y esternocleidomastoideo) son indicativos de importante compromiso respiratorio. Un dato de gravedad es la observación de respiración paradójica (movimiento hacia dentro de la musculatura abdominal durante la inspiración) ya que traduce la aparición de fatiga a nivel del diafragma.
La existencia de cianosis de piel y mucosas indica que esta produciéndose una situación de hipoxemia importante en la sangre arterial.
El aumento de la presión venosa yugular (dilatación de la vena yugular del cuello) con el enfermo acostado a 45º sugiere que existe cor pulmonale.
Un deterioro del nivel de conciencia (tendencia al sueño, obnubilación, coma) hará sospechar que el enfermo presenta una situación muy grave con severa repercusión clínica y gasométrica.
Percusión
En el enfisema existe un timpanismo torácico (sonido hueco) como consecuencia del atrapamiento aéreo en los pulmones.
Palpación
Deben buscarse signos de cor pulmonale como la hepatomegalia (aumento del hígado) y la aparición de edemas en extremidades inferiores.
Auscultación
Es habitual encontrar una disminución global del murmullo vesicular (disminución del ruido normal en la auscultación pulmonar). Como ruidos patológicos pueden aparecer estertores crepitantes, roncus y sibilancias.
EPOC agudizado
En los casos de exacerbación existe un agravamiento de los signos y síntomas que hemos descrito hasta ahora. Como dato más sobresaliente destacar el aumento de la disnea, que puede acompañarse de aumento de la tos y un cambio en el volumen y coloración del esputo (purulencia) y febrícula si la agudización es infecciosa; de dolor torácico (en casos de fracturas costales, tromboembolismo pulmonar o neumotórax) o de deterioro del nivel de conciencia (sedantes o hipercapnia acusada). Como signos más importantes destacar taquipnea (aumento de la frecuencia respiratoria), cianosis, roncus y sibilancias (broncoespasmo), edemas…