¿A qué nos referimos cuando hablamos de cuerpos extraños?
Llamamos cuerpo extraño a todo objeto que no siendo propio sino procedente del exterior, viene a introducirse o albergarse en nuestro organismo. De esta manera, y en función de la localización y naturaleza del mismo, se producirán distintas alteraciones o síntomas en nuestro cuerpo.
Las principales localizaciones de estos cuerpos extraños serán: ojos, oídos, nariz, aparato digestivo, aparato respiratorio, aparato genital y piel.
¿Qué tendremos que hacer ante un cuerpo extraño enclavado en los ojos?
Estos cuerpos extraños pueden ser granos de polvo, insectos, partículas de madera, metal o vidrio, sustancias cáusticas y corrosivas, etc. A su vez pueden ser superficiales o estar fuertemente enclavados.
Si se localizan en la parte anterior del globo ocular y no están enclavados, pueden extraerse fácilmente, previa buena iluminación, con una gasa o utilizando el borde de un pañuelo, corbata o papel de seda. A veces no se ven, pero existen unos síntomas característicos que nos indican su presencia: picor, escozor, lagrimeo, dolor al parpadear, etc. En estos casos los buscaremos primero por dentro del párpado inferior, traccionando del mismo hacia abajo y dejando expuesta la conjuntiva.
Si no se encuentran allí, buscaremos en el párpado superior procediendo a la eversión del mismo. Para ello, aplicaremos un objeto delgado y alargado (como un palillo, por ejemplo) en el párpado superior y de forma paralela al mismo, presionaremos suavemente. Tiraremos entonces de las pestañas hacia arriba y detrás, envolviendo a dicho palillo que nos sirve de apoyo, para poder visualizar de esta forma la conjuntiva superior. Cuando localicemos el cuerpo extraño procederemos a su retirada.
Si esa sustancia extraña está enclavada (un trozo de madera o metal), NUNCA procederemos a su extracción, ya que aumentaríamos considerablemente las lesiones. Fijaremos si podemos una compresa estéril o un paño con esparadrapo sobre el ojo afecto y lo trasladaremos al hospital para la extracción por personal cualificado en quirófano.
En caso de sustancias cáusticas o corrosivas, intentaremos neutralizarlas o disminuir la capacidad de penetración mediante lavados con agua. Si podemos, introducimos la cara del accidentado en una pila con agua secando posteriormente con una torunda de algodón los restos de partículas, repitiendo varias veces esta operación. Intentaremos evitar la irrigación a presión sobre el globo ocular.
ES IMPORTANTE CONOCER que en la causticación por hidrocarburos no aplicaremos agua hasta que se hayan retirado todas las partículas, pues los carburos en contacto con el agua producen una elevación de la temperatura superior a veces a los 300º. Si sabemos la composición se trasladarán rápidamente al hospital. En ningún caso se realizarán movimientos de frotación con los párpados, que pueden empeorar las lesiones, ni se aplicarán colirios de cualquier tipo hasta la valoración por el oftalmólogo.
¿Qué podemos hacer ante un cuerpo extraño alojado en los oídos?
En el conducto auditivo externo pueden introducirse voluntariamente (normalmente en niños) o accidentalmente, toda serie de cuerpos extraños, algunos tolerados durante muchísimo tiempo. En líneas generales los clasificamos en dos grupos: no vivientes y vivientes.
Los primeros cuando son voluminosos pueden producir disminución de la agudeza auditiva, ruidos y sensación de presión. Si se trata de restos vegetales (como alubias o lentejas) a veces pasan desapercibidos hasta que germinan o cuando por el calor y la humedad aumentan de tamaño.
Los cuerpos extraños vivos son generalmente insectos, que se introducen a veces durante el sueño, pudiendo producir supuraciones crónicas.
Únicamente se extraerán aquellos cuerpos extraños que se visualicen perfectamente, quedando PROHIBIDAS las maniobras de extracción a ciegas con palitos u otros objetos que podrían perforar la membrana del tímpano. Se proscribirá el empleo de pinzas, que pueden no hacer presa en el cuerpo extraño introduciéndolo más profundamente.
En el caso de seres vivos (insectos), lo primero que tenemos que hacer es matarlos. Para ello basta con suprimirles durante algún tiempo el aire que necesitan para respirar, llenando por completo el oído de una sustancia grasa y fluida, o colocando un algodón mojado en éter o unas gotas de aceite. El método más inofensivo y seguro, realizado en los centros de salud y hospitales, consiste en utilizar un chorro de agua proyectado con fuerza mediante una jeringa grande, maniobra que nos abstendremos de realizar por nuestra cuenta.
Si se trata de semillas vegetales, para conseguir su retracción se pueden aplicar unas gotas de alcohol.
¿Cuál será nuestra actitud ante cuerpos extraños alojados en la nariz?
La mayoría de los casos se dan en niños que no controlan la importancia de sus actos, y en algunos enfermos mentales. Van a producir una dificultad respiratoria, por la fosa ocluida, que dependerá del tamaño del cuerpo extraño. Cuando dicha sustancia es lisa y sin aristas, la mucosa soporta bien la agresión durante días e incluso meses, pero si es irregular o irritante, el organismo responderá con estornudos de repetición, picor, escozor, secreción, incluso purulenta y con estrías de sangre, así como fetidez de aliento.
No debe ni intentarse la extracción de un cuerpo extraño en niños que lloran y se defienden, o en adultos que no tienen la cabeza quieta, siendo a veces necesaria la anestesia general para su extracción.
Ningún cuerpo extraño esférico o con superficies convexas debe intentarse extraer con pinzas, por el peligro de fallar la presa e introducirlo más. Los ganchos y asas de alambre son muy útiles al respecto.
Si el alojamiento es reciente, en ocasiones se consigue la expulsión obstruyendo la fosa nasal libre y expulsando fuertemente el aire por la fosa nasal ocupada.
¿Qué hacer ante cuerpos extraños en la boca?
Normalmente se tratará de alguna espina de pescado o un trocito de hueso que al comer origina dolor y dificultad en la deglución.
Intentaremos arrastrar dicha sustancia utilizando algún alimento espeso y envolvente (miga de pan) con los movimientos de deglución.
Si no se consigue la expulsión, se intentará la extracción: El accidentado abrirá la boca, deprimiremos su lengua con una cuchara o depresor, y extraeremos el cuerpo extraño utilizando unas pinzas finas con buena luz (NUNCA si no vemos perfectamente el cuerpo extraño). A continuación se realizarán gargarismos con agua templada y perborato o antisépticos bucales.