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Neurología

Electromiografia

ElectromiografiaConsiste en el registro de la actividad eléctrica del músculo, y se realiza mediante la inserción de un electrodo con forma de aguja en el mismo, con el fin de registrar su actividad eléctrica. El electromiograma no se lleva a cabo de una forma estándar, sino que se diseña en cada caso en función de la historia clínica y la exploración neurológica.

El objeto principal del examen es ayudar al médico a localizar una lesión neuromuscular en casos de duda. Antes de iniciar el electromiograma se debe efectuar una correcta valoración clínica para poder planificar la exploración adecuada para cada paciente, con objeto de acortar el tiempo de exploración y minimizar la posible incomodidad al paciente (aunque, en general, es una prueba que se tolera bastante bien).

Realización del examen electromiográfico

El tiempo necesario para un examen es variable, aunque debe calcularse una media de una hora por paciente, incluyendo la elaboración del informe. El examen se realiza por un electromiografista, que es un médico especialista en neurofisiología, es decir, experto en la anatomía, fisiología y patología del sistema neuromuscular.

Durante el examen se da un pulso eléctrico que se distribuye por el músculo, que realiza una contracción involuntaria. El tiempo que tarda en producirse la contracción se registra en un ordenador, que compara los valores obtenidos con unos estándares para decidir sobre la normalidad del funcionamiento del músculo.

Tiene especial interés en la electromiografía la colaboración del paciente. Resulta obvio que si éste no se relaja por completo es prácticamente imposible obtener un estudio adecuado de la posible actividad del músculo elegido para llevar a cabo la prueba. Los pacientes pueden tener dificultad para relajarse debido a la ansiedad, preocupación, miedo o dolor.

La posición del paciente (sentado o tumbado en la camilla) también tiene importancia, ya que en determinadas posturas es más fácil relajar ciertos músculos. Por ejemplo, el paciente sentado con las piernas colgando relaja más fácilmente los músculos del muslo que el tumbado.

Riesgos del examen electromiográfico

Es importante conocer la existencia de ciertos riesgos que conlleva el examen. Uno de los puntos más importantes es el control de la infección: el contagio puede producirse al paciente por parte del material que se utiliza, o bien al personal por parte del paciente. Hoy día esto es muy raro debido a la adopción de medidas preventivas obligatorias en los hospitales.

Otro de los puntos a tener en cuenta se refiere a los pacientes con alteraciones de la coagulación, o los que siguen tratamiento que la modifican. En estos casos, debe regularse individualmente, confrontando los beneficios del estudio con la posibilidad de que se produzca una hemorragia intramuscular debido a la inserción del electrodo-aguja.

Finalmente nos referimos a aquellos pacientes a los que hay que realizar un estudio electromiográfico en los músculos cervicales, torácicos o abdominales, en los cuales, debido a la proximidad del pulmón y del abdomen, la aguja podría penetrar dichas estructuras, con el riesgo de dañarlas. Sin embargo, el entrenamiento del personal que realiza estas pruebas hace esto prácticamente imposible.

Indicaciones de la electromiografía

La electromiografía tiene un papel esencial en la evaluación de los pacientes con trastornos del sistema neuromuscular, que incluye el sistema nervioso periférico (nervios que salen de la médula espinal para dirigirse a sus órganos correspondientes, la unión del músculo y del nervio, y los denominados "músculos esqueléticos"), aunque también puede ser útil en el estudio de los pacientes con trastornos del sistema nervioso central (cerebro y médula espinal).

El objetivo principal, como ya se ha comentado, del examen es la localización de una lesión neuromuscular. Una vez realizadas la historia clínica y la exploración neurológica, el electromiografista establece una hipótesis sobre la localización de la lesión. A continuación, y mediante la electromiografía, confirma el lugar de la lesión.

Otros objetivos del examen electromiográfico son evaluar el grado de afectación y el curso evolutivo del trastorno. Es importante señalar que el examen electromiográfico no permite establecer diagnósticos específicos, sino que es la correlación de los datos clínicos junto con los aportados por otras pruebas y estudios (incluyendo el electromiograma) la que establece el diagnóstico definitivo.

En cuanto a las indicaciones propiamente dichas, son:

  • 1º. Diferenciación entre debilidad del sistema nervioso central y periférico. En la mayoría de los casos los síntomas son suficiente para establecer la diferencia. Sin embargo, en casos dudosos, el electromiograma puede ser crucial para confirmar la impresión clínica.
  • 2º. Diferenciación entre debilidad de origen muscular o nerviosa. Es importante remarcar que en ocasiones dicha diferenciación puede resultar difícil, por la coexistencia de alteraciones de ambos tipos, o por dificultades en la interpretación.
  • 3º. Determinación del grado de afectación de los nervios. Esto es importante de cara a la toma de decisiones respecto al tratamiento.
  • 4º. Caracterizar los trastornos de la unión neuromuscular (es la zona donde se unen el nervio y el músculo) y diferenciar así procesos que afectan a este nivel, como la "miastenia gravis")
  • 5º. Diferenciación entre calambre y contractura.

Conclusión

Por todo lo dicho, es importante afirmar que, ante la sospecha clínica de afectación de nervios o músculos, el examen electromiográfico es el primer estudio que se debe realizar: permite confirmar su existencia, decidir de forma más exacta su distribución y determinar el grado de afectación.

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Categorías: Enfermedades, Neurología,
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