¿Qué son los anticuerpos antifosfolípido?
Los anticuerpos son proteínas de la sangre cuya misión es defendernos frente a agentes externos. En algunas ocasiones, el organismo produce anticuerpos frente a estructuras propias que se denominan autoanticuerpos y pueden dar lugar a ciertas enfermedades. Los anticuerpos antifosfolípido son un tipo de autoanticuerpos que reaccionan frente a sustancias sanguíneas que están unidas a fosfolípidos.
El primer anticuerpo antifosfolípido se descubrió en 1906 por el grupo de Wassermann, como un anticuerpo asociado a la sífilis. En 1952 se describió la asociación con el lupus eritematoso, y en 1983 se hizo la primera descripción clínica de pacientes con síndrome antifosfolípido. Estos anticuerpos se han descrito asociados a enfermedades autoinmunes (lupus, artritis reumatoide) y también a fármacos, enfermedades infecciosas, drogas o tumores, aunque existe un porcentaje de individuos sanos que presentan estos anticuerpos.
Los anticuerpos antifosfolípido que nos interesan, son fundamentalmente de 2 tipos:
¿Qué es el Síndrome antifosfolípido?
El Síndrome antifosfolípido es una alteración adquirida que se caracteriza por provocar trombosis en venas o arterias, pérdidas fetales recurrentes (abortos de repetición) y descenso de plaquetas, junto con la evidencia en las pruebas de laboratorio de anticuerpos antifosfolípido (anticuerpos anticardiolipina y/o anticoagulante lúpico). También es llamado Síndrome de Hughes en reconocimiento al Dr. Hughes que hizo la descripción clínica del síndrome.
Se considera síndrome primario el que ocurre en pacientes sin otra enfermedad subyacente, y secundario cuando se presenta en pacientes con LES u otra enfermedad autoinmune.
¿Por qué se produce?
Parece que los anticuerpos antifosfolípido dificultan la coagulación de la sangre, posiblemente inhibiendo reacciones en la cascada de la coagulación en las que participan fosfolípidos.
Manifestaciones clínicas
Sólo algunos pacientes con estos anticuerpos antifosfolípidos existen complicaciones clínicas, esto sugiere que otros factores relacionados con el paciente, o con el propio anticuerpo, influyen en la aparición de enfermedad.
Las manifestaciones más características consisten en trombos en venas o arterias, descenso de la cifra de plaquetas (trombocitopenia) y abortos de repetición. También se han descrito anticuerpos anticardiolipina en personas con enfermedades del corazón como infarto del miocardio o en hipertensión arterial pulmonar primaria, etc.
Otras manifestaciones clínicas que se asocian con este síndrome son, por ejemplo, úlceras en piernas, livedo reticularis o anemia hemolítica.
Diagnóstico
Para su diagnóstico definitivo se requiere la presencia de un cuadro clínico acompañado de la detección en el laboratorio de autoanticuerpos persistentemente elevados.
Debe cumplirse al menos uno de los siguientes criterios clínicos:
En el laboratorio se solicitan tres tipos de pruebas:
¿A que médico debo acudir?
Inicialmente el médico que realizará el diagnóstico será el reumatólogo, internista, hematólogo o inmunólogo. En función de las manifestaciones clínicas será conveniente que acuda a otros especialistas que su médico le indique, ya que este síndrome puede involucrar especialidades como cardiología, neurología u obstetricia.